mayo 13, 2021 | Comments Closed |
¿Cuántas veces te has parado a pensar en el funcionamiento de la caldera de tu casa? ¿Sabes qué tipo de caldera tienes instalada? Seguramente se trata de una caldera de condensación.
Pero, ¿sabes qué es una caldera de condensación? Porque normalmente no te fijas en la caldera que tienes instalada en casa, simplemente le prestas atención cuando algo no funciona correctamente, cuando no hay agua caliente o cuando la casa está fría y debería estar caliente.
Y entonces es cuando más la echas de menos y te paras a ver qué modelo tienes instalado, porque normalmente ya está instalada cuando entramos a vivir en la que es nuestra vivienda o si estamos de alquiler.
Existen diferentes tipos de calderas en el mercado, pero, como te decimos, la que normalmente siempre está instalada son las calderas de condensación, por muchas razones.
Si te toca cambiar la caldera porque tu actual caldera está ya muy obsoleta y no funciona correctamente, o se ha estropeado, entonces este artículo puede interesarte, para saber exactamente qué es una caldera de condensación.
Este tipo de calderas son las que aprovechan el vapor de agua generado en la combustión del gas para conseguir un mayor rendimiento. Al hacerlo de esta manera, logran calentar el agua del circuito de agua caliente que va a los radiadores con un consumo menor y ahorrar en tu factura.
Y es que este tipo de calderas, en comparación con otras, resultan tener una mayor eficiencia energética, algo que bastante importante en los tiempos que corren, consiguiendo así dejar una menor huella de carbono y ser más respetuoso con el medio ambiente.
Las calderas de condensación se basan en el principio de condensación, obvio, ¿no? Pero esto, ¿qué significa? Pues que se aprovechará la condensación del agua que hay dentro de una caldera cuando llega a una temperatura y presión concreta.
Este paso de un estado a otro genera una energía que se denomina calor latente, que será utilizado para calentar el agua que hay dentro del circuito de calefacción, y mediante una bomba, esta agua será llevado hacia los radiadores.
El agua calienta los radiadores, a medida que va perdiendo calor y retorna de nuevo a la caldera. Al recuperar esa agua, se genera un aire caliente, que en una caldera normal sería expulsado hacia el exterior, a temperatura de unos 150ºC
Por lo que una caldera normal, que expulsa esos gases sobrantes y tan calientes, están contribuyendo a un calentamiento de la atmósfera, es decir, que no contribuyen a una calificación energética acorde en la materia de contaminación medioambiental.
Mientras tanto, en una caldera de condensación, por norma general, se aprovecha parte de ese aire caliente, reutilizándolo para insuflar aire al sistema de quemado de gas. ¿Y esto para qué sirve?
Pues es fácil, al llegar el aire ya a una temperatura más elevada que el aire exterior, hace que la combustión requiera de menos cantidad de gas para generar ese calor latente. De este modo mejoramos el rendimiento de la caldera, teniendo que quemar una cantidad menos elevada de gas, y de este modo, mejorando la eficiencia energética del sistema de calefacción.
Si queréis ver un video en el que se explica, de una manera más gráfica, el funcionamiento de una caldera de condensación, podéis hacerlo en este video.
Ahora que ya sabes cómo funciona una caldera de condensación vamos a ver cómo elegir tu caldera de condensación.
Normalmente la información sobre el rendimiento y los parámetros necesarios para seleccionar un modelo u otro que se adecúe a tus necesidades, las podremos encontrar en la etiqueta energética que tienen todas las calderas de condensación.
Estos parámetros te permitirán saber si la caldera que estás pensando comprar se ajusta a las necesidades que vas a tener en tu hogar. En el caso de no tener muy claro si un modelo u otro es el mejor para tus necesidades, siempre puedes recurrir a los profesionales que encontrarás en Elías Varas. No dudes en contactar con nosotros para cualquier duda.
Vamos a revisar la gran cantidad de ventajas que tienen este tipo de calderas donde podemos verificar su mejor rendimiento frente a una caldera convencional.
Al utilizar el calor latente, este tipo de calderas, como ya te hemos comentado antes, provenientes de la condenación de los vapores, evitando que se expulsen al exterior, permiten un menor gasto en la cantidad de gas que vamos a necesitar en la combustión.
Como el ahorro de energía, será mayor, al tener una mejor eficiencia energética, es una consecuencia lógica, permitiendo un ahorro de hasta el 30% en el consumo de energía y por lo tanto en tu factura.
Otra consecuencia de esa eficiencia energética la vemos traducida en una reducción de emisiones, hasta un 70%, tanto de óxido de nitrógeno, como de dióxido de carbono.
Es una forma de contribuir a evitar el calentamiento global, sin tener que renunciar a la comodidad de una calefacción que nos caliente durante el invierno y disponer de agua caliente cuando la necesitemos.
Este tipo de calderas no producen esa pequeña explosión que podemos escuchar cuando una caldera convencional arranca con el quemado de gas al querer mantener una temperatura.
Ni siquiera llegamos a escuchar el pequeño ventilador que incorporan para inyectar la mezcla de aire y gas. ¿Sabías que llevaban ese pequeño ventilador?
Al mantenerse siempre en una potencia mínima, la caldera está en constante funcionamientos, evitando arranques bruscos y pudiendo mantener regulada la temperatura de una forma constante sin excesos en los consumos.
Esta es una de las razones por las que una forma de ahorrar en la factura es mantener una temperatura constante, ya que, con estas calderas, le supondrá menos esfuerzo, menos gasto y por lo tanto más ahorro.
Esperamos que con esta entrada conozcáis un poco más la caldera que tenéis en vuestro hogar, y en caso de tener una convencional, os replanteéis si es el momento de cambiarla por una de condensación.