junio 10, 2021 | Comments Closed |
Una gran parte del consumo energético de una vivienda se realiza al generar agua caliente sanitaria (ACS), por lo que debemos tener un especial cuidado para evitar gastos innecesarios que aumenten nuestras facturas.
Y tal y como está el precio de la energía y la concienciación que debemos hacer sobre el calentamiento global y el uso de los recursos naturales, es un dato que debemos tener muy en cuenta para evitar sustos o imprevistos.
Para generar agua caliente sanitaria (ACS) necesitamos un sistema que caliente el agua antes de que sea distribuida hacia el punto de la casa que lo requiera, ya sea un grifo, una ducha, un electrodoméstico…
Para generar esta agua caliente sanitaria tenemos diferentes sistemas, unos más económicos que otros, o unos más respetuosos con el medio ambiente que otros. En el mercado podrás encontrar una amplia variedad de sistemas.
Nosotros siempre te vamos a recomendar el uso de una caldera de gas, ya que, según las necesidades de un usuario medio, tanto a largo, como a corto plazo, resulta la opción más económica y ecológica.
Pero claro existen múltiples sistemas para generar el agua caliente sanitaria, ya sea por acumulación, instantáneos o mixtos.
Dependiendo de tus necesidades o presupuesto, podrás elegir el sistema que mejor se ajuste a esas necesidades, teniendo en cuenta lo que venimos comentando, la amortización, el gasto y su repercusión en el medio ambiente.
Y es que el consumo de agua caliente sanitaria puede llegar al 20% del consumo total de energía en un hogar. Por esto debemos tener claro que un ahorro en su producción y evitar malgastarlo supondrá un gran ahorro en la economía de tu hogar.
Vamos a repasar qué sistemas son los más utilizados en los diferentes hogares para generar esta agua caliente sanitaria, para poder echarte una mano a la hora de elegir la mejor forma de ahorrar un bien que poco a poco se va haciendo más preciado.
Por norma general, los acumuladores de agua caliente se suelen utilizar en termos eléctricos, pero también podemos encontrarlos junto a calderas de gas.
Para este sistema se utiliza un depósito, con una cantidad de almacenaje como el sistema y el espacio te permita. Dependiendo de cuanta capacidad tenga, será mejor usar un sistema u otro para calentar esa agua.
Este sistema se basa en mantener el agua caliente dentro de ese depósito siempre, es decir, que estará constantemente calentando el agua cuando baje la temperatura.
Ese calentamiento se puede realizar mediante el quemado de gas natural o mediante resistencias eléctricas. En todo caso, al encender un grifo de agua caliente sanitaria, la producción es inmediata.
Por eso el consumo de energía para mantener este tipo de acumulación de agua puede resultar más caro, al estar constantemente calentando el agua que hay dentro del depósito. Por norma general, este sistema se usa con termos eléctricos, que calientan todo el depósito a la vez y no se rellenan hasta que se ha consumido toda el agua caliente sanitaria que contiene.
Esto implica que cuando se vacíe, tendremos que esperar a que se rellene y se caliente, para volver a disponer de agua caliente. Lo que aumentará el gasto en energía.
Es el uso más extendido entre los usuarios de calderas de gas. No requieren de un depósito en el que acumular el agua para calentarla, sino que se calienta en el momento que se demanda.
Normalmente esto implica que el agua caliente tarda unos segundos en salir caliente, pero aun así, el coste energético es inferior al modelo citado anteriormente.
En comparación con el sistema de acumulación, no implica tener un depósito lleno de agua, así que en ningún momento te quedarás sin agua caliente.
Y como todo, siempre suele haber un camino intermedio, que normalmente junta lo mejor de cada sistema, para unificarlo y que, de este modo, se pueda ahorrar el máximo de energía, sin perder la comodidad de disponer de agua caliente sanitaria.
La solución sería tener un pequeño acumulador de agua para y que una vez que se acabase el agua, se pasase a un calentamiento instantáneo, para seguir manteniendo la posibilidad de disponer de agua caliente en cualquier momento.
De todos modos, tengas el sistema que tengas instalado, la mejor forma de ahorrar agua caliente sanitaria, es utilizar el sentido común y algunos de los consejos que os vamos a indicar a continuación.
Aunque en la mayoría de los hogares el hecho de darse un baño es un hábito que tiende a desaparecer, aún podemos seguir ahorrando agua y energía. Aquí te dejamos algunos consejos:
No estar más tiempo del necesario bajo el agua de la ducha
Durante el enjabonado o mientras te lavas el pelo, no hace falta que el agua siga corriendo. Ten en cuenta que el caudal de un grifo medio va de 10 a 15 litro por minuto.
No hace falta que el agua esté prácticamente hirviendo, la temperatura ideal son 30ºC.
Si el agua no sale caliente desde el momento que abres el grifo, esa agua residual la puedes recoger con un cubo y reutilizarla para regar plantas u otras necesidades.
El uso de gel o champús que contengan ingredientes naturales, pueden ser más dañinos una vez que han pasado a la red de saneamiento y depuradoras.
En cuanto a la instalación y mantenimiento del sistema, recuerda que pueden llegar a tener pérdidas, por lo que aislar adecuadamente puede llegar a hacerte ahorrar entre un 10% y un 30% en energía.
Y no olvides el agua que se puede llegar a perder por los grifos. Mientras te lavas los dientes o te afeitas, en la cocina al fregar los platos, dejar el agua corre mientras enjabonas, grifos que gotean… Multitud de pequeños detalles que hacen que el consumo de agua caliente sanitaria se dispare, aunque no nos demos cuenta.
¿Has revisado bien tu sistema para conseguir ahorrar en el agua caliente sanitaria sin perder comodidades?