agosto 19, 2021 | Comments Closed |
En casi todas las ciudades y dependiendo de la antigüedad de tu edificio, casi todas las casas cuentan con una de estas opciones para calentar su hogar: Calefacción Central o Calefacción individual.
Cada una de ellas tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Cada una de ellas comparten algunos elementos, pero también tienen elementos que los diferencian, por lo que en esta entrada de hoy, queremos hablar, de una forma general, de ambos sistemas para calentar tu hogar.
Y decimos que hablaremos de forma general de ambos sistemas, porque cada una de ellas, además, tiene sus propias formas y combustibles para realizar su labor, que es mantener nuestro hogar caliente.
Así que sin más preámbulos, vamos a pasar a ver ambos sistemas y así tengas claro cómo funcionan ambos.
Vamos a ver en primer lugar el sistema de calefacción central que aún existe en multitud de edificios de nuestro país.
En algunas zonas de nuestra geografía no son tan habituales, debido a la temperatura templada de la que gozan en los meses más fríos del año.
Por otra parte, en otros lugares es una opción básica si no quieres helarte de frío durante la época invernal. Normalmente este tipo de calefacciones están instaladas en edificios más antiguos, o varios edificios a la vez, por lo también se le llega a denominar calefacción urbana, centralizada, de barrio o de distrito.
Aun así, este tipo de calefacciones, hoy en día, está cada vez más en desuso y suponen un 10% de las calefacciones de los hogares. Quizás podamos encontrar un porcentaje mayor si hablamos de edificios de oficina o destinado a otro tipo de usos, diferentes al doméstico.
Este tipo de calefacción se basa en una o varias calderas que se encargan de generar el calor que se reparte por los diferentes radiadores de las diferentes viviendas, que suelen estar situadas en una sala.
Normalmente el mantenimiento de estas calderas lo debe realizar la comunidad de vecinos y se ubican en la sala de calderas.
El calor se distribuye desde la caldera central hacia los diferentes pisos, pudiendo hacerlo a través de radiadores convencionales o incluso, en algunos casos, a través de suelos radiantes, aunque no es la opción más extendida.
Normalmente se suele establecer un horario durante el cual, la calefacción está conectada y enviando calor, y la única manera de evitar que llegue hasta tu casa, sería cerrando los radiadores.
¿Y por qué querríamos cerrar los radiadores? Pues porque uno de los inconvenientes que tienen este tipo de calefacciones, es que el calor que llega a la primera planta, no suele ser el mismo que llega hasta la última, y cuando el edificio tiene bastantes plantas, puede que a las últimas no llegue el suficiente calor, mientras que, en las primeras, la temperatura puede ser muy elevada.
Podemos hablar de dos tipos de calefacción central, que son las instalaciones en anillo y las instalaciones en columna, y en ambos podemos sufrir este tipo de inconvenientes, también denominado desequilibrio hidráulico.
Este tipo de calefacciones está sobre todo indicado para zonas donde la calefacción debe estar en marcha durante largas horas, debido a las bajas temperaturas. Esto reduce el gasto por vecino y por lo tanto también se obtiene un mayor ahorro energético, además de generar menos emisiones de gases.
Al ser una calefacción que consumen muchos usuarios a la vez, el precio del combustible es más económico que el precio que se le puede cobrar a un usuario particular.
De todos modos, este tipo de calefacción está tendiendo a desaparecer, además, ahora, para tener un mayor control del gasto y de la temperatura de cada hogar, así como programar el uso de la misma, se han establecido una serie de normativas por parte de la unión Europea.
Quizás, de la que más hayas oído hablar y que es de inminente instalación es la referente a los repartidores de costes que se han de instalar en cada domicilio, pero es algo de lo que ya hablaremos en otras entradas de este blog.
Este tipo de calefacción es el que podemos encontrar en la gran mayoría de hogares y más aún en los de última construcción. De hecho, aproximadamente un 70% de los hogares españoles disponen de este sistema de calefacción.
En este caso, no se dispone de una gran caldera que se ocupe de proporcionar tanto calefacción como agua caliente, sino que cada uno de los usuarios dispone de su propia caldera para obtener estos servicios.
De este modo, se puede controlar en todo momento la temperatura, el encendido y el apagado, y, por lo tanto, también el consumo que hacemos de los combustibles que utiliza nuestra caldera para funcionar.
A día de hoy, los sistemas están cada día más avanzados, y con los sistemas conectados a internet o a nuestros dispositivos móviles, tenemos un control mucho mayor de las posibilidades que nos ofrecen las calderas.
Este es uno de los muchos avances que está realizando el sector, como las cada vez más avanzadas calderas, que os ayudan a reducir el consumo sin tener que renunciar al confort y por lo tanto, obteniendo una mejor eficiencia.
Conste que en todo momento estamos hablando de sistemas individuales de calefacción alimentados por calderas que tienen como combustible el gas natural.
Además, los radiadores o los sistemas de reparto del calor en el hogar no tienen por qué ser los tradicionales, siendo una gran opción y que cada vez está siendo más utilizada, el suelo radiante, que ya hemos visto que también se puede usar con calefacciones centrales, pero sin tener tanto éxito como en el caso de las individuales.
Y es que este tipo de reparto de calor se hace instalando los tubos por donde circulará el agua caliente proveniente de la caldera, en el suelo, por lo que eliminaremos los radiadores anclados a la pared.
Pero si queréis conocer más sobre este tipo de reparto del calor generado por la calefacción, le podéis echar un vistazo al artículo que escribimos en nuestro blog y que podéis leer aquí
O si necesitáis saber si es una buena opción para vuestras necesidades, podéis contactar con nosotros. ¡Os estamos esperando!