mayo 27, 2021 | Comments Closed |
Cuando nos planteamos la instalación de la calefacción en nuestro hogar, normalmente no tenemos en cuenta el agua caliente sanitaria, presuponemos que nuestra caldera se encargará de ello.
Pero en el caso de que la caldera no disponga de este tipo de servicio, tendremos que tomar la decisión de elegir si queremos cambiar a una caldera de gas con la función de generar agua caliente sanitaria (ACS) o si preferimos contar con los servicios de un termo eléctrico.
Este tipo de cuestiones las podemos encontrar, sobre todo, en comunidades de vecinos en los que la calefacción es comunitaria, pero puede que el agua no lo sea, o en viviendas unifamiliares.
Según sean tus necesidades, o las características de tu hogar, será más interesante o más recomendable el utilizar un sistema u otro para instalar y acceder a este servicio.
Lógicamente uno de los principales puntos que tenemos en cuenta a la hora de elegir entre un sistema u otro, será el tema económico.
Así que vamos a revisar ambos sistemas para que puedas elegir entre ambos sistemas y el que mejor se adapte a tus necesidades.
Para ello te vamos a contar las ventajas y desventajas de ambos sistemas y así tendrás más fácil la decisión de si instalar un sistema u otro.
Pero antes de pasar a ver qué tipo de sistema elegir, vamos a dejar claro qué es el agua caliente sanitaria (ACS).
El agua caliente sanitaria es el agua que sale del grifo cuando lo abrimos, ya sea agua caliente o agua fría. Es la que utilizamos para ducharnos, fregar, regar…
Es lo que comúnmente llamamos agua potable que tiene la toma de entrada en la instalación del edificio de nuestro edificio o casa.
Normalmente los circuitos del agua corriente van en paralelo junto a los del agua fría, aunque no llegan a los mismos lugares que donde estén instalados los de agua como pueden ser los que van a desembocar al inodoro, tomas de jardín, etc.
Los termos eléctricos son dispositivos que van a utilizar un depósito de agua corriente para calentarla. Este calentamiento se produce gracias a la corriente eléctrica.
El calentamiento de esta agua es constante, por lo que, en el momento de surgir la demanda de agua caliente, al estar todo el depósito de agua caliente, automáticamente llegará agua caliente al grifo que lo está solicitando.
Pero una vez que se vacíe el depósito que contiene el agua, deberá ser rellenado y volver a calentar toda el agua, que lleva bastante tiempo.
Por lo tanto, la cantidad de agua caliente está limitada, pudiendo encontrarte con la posibilidad de no disponer de ella cuando se necesita.
El encargado de calentar esta agua será una resistencia, que normalmente tardará entre 1 y 3 horas en calentar toda el agua del depósito, pero esto puede variar según la capacidad que tenga el mismo.
Por lo tanto, revisando cuáles son sus ventajas y desventajas, podemos encontrar:
Consigues agua caliente al instante, no tendrás que esperar a que se caliente. De este modo conseguirás ahorrar agua y no desperdiciarla.
Puedes utilizar dispositivos externos para tener controlada la temperatura a la que está el agua del depósito, permitiendo el ahorro de energía eléctrica al no tener que consumir más energía para mantener el agua a una temperatura demasiado elevada.
Los propios depósitos pueden tener la función de autorellenado y autocalentamiento.
Poder programar el encendido o apagado de las resistencias que calentarán o mantendrán caliente el agua, reduciendo así el consumo de energía eléctrica.
Ocupa espacio, es decir, al tener un depósito, y dependiendo de las necesidades que tengas, necesitarás un depósito para tener más o menos litros de agua, lo que conlleva un espacio mayor que lo que pueden ocupar otro tipo de sistemas para generar ACS.
La capacidad es limitada y, por lo tanto, cuando se vacíe el depósito, tendrás que esperar a que se rellene y se vuelva a calentar toda el agua, con su consecuente consumo en energía eléctrica.
Esto nos lleva a sus elevados consumos de energía eléctrica, que implica elevar la factura de la luz y dependiendo del tipo de tarifa que tengas contratada puedes salir más o menos rentable.
Para calentar el agua en una caldera de gas, el proceso va a ser el mismo que el que se utiliza para llevar el agua caliente a los radiadores y calentar tu hogar.
Mediante unos quemadores, se genera una llama que calienta el agua, que se distribuye por el circuito de tu hogar hasta llegar al grifo que está solicitando la demanda de agua caliente.
Al tener que calentar de forma inmediata el agua a petición del usuario, al principio, el agua no llega con la temperatura deseada, tardando un poco en que el agua caliente llegue hasta ese grifo.
De esta forma, y a pesar de que hay que esperar un tiempo mínimo a que llegue el agua al grifo, tenemos agua caliente ilimitada, sin tener que depender de ningún depósito.
En el caso de optar por una caldera de gas, tienes diferentes opciones, dependiendo de qué tipo de gas sea el que vaya a utilizar.
La bombona de toda la vida, la botella naranja que seguro que has visto en más de una ocasión y que no solo se utiliza para calentar el agua si no también para los fuegos de casa para cocinar.
Este tipo de opción está cada vez más en desuso, ya que las cocinas no profesionales cada vez tienen tendencia hacia el uso la electricidad, como son las vitrocerámicas.
Puedes encontrarla más su uso en pequeñas estufas domésticas.
Otro tipo que también está cayendo en el desuso, ya que suelen ocupar un espacio igual o mayor que las bombonas de butano.
Suelen tener más uso en instalaciones como fábricas o granjas, aunque también existen pequeñas estufas domésticas, alimentadas por este gas.
El gas que nos llega a través de tuberías, del que cada vez se hace un mayor uso, por su comodidad, limpieza y ocupación de espacio dentro del hogar.
Las opciones de los diferentes tipos de calderas de gas que existen en el mercado nos permite barajar entre multitud de posibilidades, con diferentes características, por lo que tienes muchas donde elegir dentro de tu presupuesto.
Tienes mucho más controlado el uso del gas que del que se puede hacer en comparación con la electricidad.
En una misma caldera puedes tener dos sistemas, la calefacción y la generación de ACS, lo que te permite ahorrar mucho espacio en comparación con otros sistemas generadores de ACS.
Cuentas, como hemos visto antes, con ACS ilimitada en cualquier momento, a pesar de que no sea inmediato.
Aunque tenemos diferentes sistemas en cuanto a las calderas de gas, que pueden hibridar sistemas para obtener el mejor rendimiento. Estamos hablando de:
Calderas instantáneas: Son las que todos tenemos en mente cuando hablamos de una caldera de gas. Producen agua caliente sanitaria solo cuando se necesita.
Con acumulador: Al igual que con los termos eléctricos, este tipo de caldera poseen unos depósitos de agua que según se van usando, se van rellenando, a diferencia de los eléctricos, que hasta que no se vacían del todo no vuelven a llenarse.
Calderas simples: Son las más corrientes y usuales, son las que podemos encontrar en muchos de nuestros hogares.
En cuanto a inconvenientes, podemos encontrar pocos, como la pérdida de presión cuando tiene que enviar agua a diferentes partes de la casa.
O por las revisiones que deben tener las instalaciones, que en realidad son una medida de seguridad para los usuarios, aunque algunos lo consideren un engorro.
Ahora que tienes los datos en la mano, valorando el uso que vas a realizar del agua caliente sanitaria, puedes elegir el sistema que más te conviene.
Y si no tienes muy claro que el mejor sistema para tu hogar es el gas natural, puedes consultarnos sin compromiso, en Elías Varas te ayudaremos a tomar la mejor decisión.